Entrevista con la periodista Silvia Trujillo.
Por Magda García von Hoegen
Recientemente fui invitada a formar parte del consejo de
periodistas de la revista Sala de Redacción y fue importante para mí conocer de
viva voz, la experiencia de ejercer esta profesión en las coyunturas actuales
que vive nuestro país, especialmente en torno a la cobertura del conflicto
suscitado a raíz de la propuesta de reforma al magisterio como carrera a nivel
superior, con duración de cinco años, llevada adelante por el actual gobierno.
Me llamó mucho la atención un comentario sobre la vivencia que tuvo la
periodista e investigadora, Silvia Trujillo, quien en días previos quiso
presenciar en carne propia los hechos, para percatarse de la forma en que los
medios de información estaban cubriendo este proceso, las voces presentadas y
también las acalladas.
En una de las jornadas de manifestaciones del estudiantado,
ella portaba su carnet de periodista. Al percatarse un estudiante de ello y de
los otros reporteros presentes, les gritó: “¡ustedes son unos vendidos!”. Quise
indagar sobre ello y contacté a Silvia para conocer de primera mano su
experiencia. A continuación incluyo su relato y análisis sobre esta vivencia de
ella como comunicadora e investigadora y como mujer que se ha identificado
profundamente con la realidad de este país. Esta fue nuestra conversación:
Como periodista que presenció un momento álgido del conflicto por el rechazo a las reformas al magisterio ¿cómo percibiste la reacción de las y los estudiantes ante los medios de comunicación que cubrían la noticia?
Inicialmente, quiero aclarar que me interesé por lo que
estaba pasando con el conflicto entre las y los estudiantes de las escuelas
normales porque había estado monitoreando el contenido de los medios y no me
convencía la manera como estaban reportando los hechos; es decir, no se estaba
informando de manera profunda lo que ellos y ellas estaban reclamando y sí
aparecía un peso importante de lo que decían
las autoridades, sus juicios sobre el estudiantado. Si tú sigues las
publicaciones, encontrarás que hubo muy poca información en este sentido hasta
que sucedieron los hechos en el parque de la Industria. Recién ahí, cuando el
conflicto llega a su punto más álgido, deciden algunos, dar a conocer las
reivindicaciones y los argumentos que estaban sosteniendo. Por eso me acerqué en dos oportunidades para
ser testiga de lo que estaba pasando y
poder conocer qué estaba sucediendo, una en la entrega del Instituto Aqueche y
otra a la marcha que protagonizaron las y los normalistas el 5 de julio de 2012.
Debo decirte que movió más mi espíritu de investigadora que el de comunicadora.
Claro, si tenemos en cuenta aquel mandato que el periodismo debería ser siempre
de investigación… pues estaba siguiendo esa premisa.
En relación con tu pregunta me gustaría resaltar, en primer
lugar que este proceso me ha hecho reflexionar sobre los liderazgos de nuevo
tipo que pueden estar surgiendo: gente más joven, menos nutrida de enconos
históricos, con posiciones más horizontales y se constata, por ejemplo, en las nuevas maneras de entender la
representación ya que se han planteado nuevos mecanismos de toma de decisiones
y nuevas reivindicaciones que han trascendido las necesidades prácticas. De
hecho, el reclamo a los medios podría estar estrechamente vinculado a la
comprensión de estos como actores importantes en la conformación de la agenda
pública. En los dos hechos en los cuales
estuve presente, las y los estudiantes
le demandan a los medios de comunicación “que digan la verdad”, que dejen de
informar de forma parcializada, ya que
esto contribuye a que exista una percepción del estudiantado como delincuentes
e incluso criminales. Pienso que estas demandas son reivindicaciones
atinadas, ya que como comentaba
previamente, la mayoría de los medios otorgaron pocos o nulos espacios para la
difusión de los discursos del estudiantado y sus familiares; pero tampoco han
cedido espacios para otras voces que también se manifestaron en contra, ya sea
del contenido como de la forma como se quiere imponer la reforma educativa que
impulsa el ministerio de educación, tales como académicos y hasta colegios
privados.
Esto explica por qué grupos de protesta social han comenzado
a desarrollar acciones de hostilidad frente a las y los reporteros, a quienes
acusan de parcialidad, de “traición a
los intereses estudiantiles” y hasta de ser “orejas” del gobierno.
Claro, lo que habrá que investigar con mayor profundidad es
si estas reivindicaciones hacia los medios han surgido de un debate colectivo
sobre su rol e importancia o son simplemente la reacción ante una cobertura que
consideran injusta.
Foto de Vykhla Chinche |
Supe que al llegar a cubrir los hechos, tenías tu carnet de periodista, ¿eso hacía alguna diferencia?
Pues resultó muy “shockeante” para mí porque yo no suelo
utilizarlo, pero esos días lo portaba, sobre todo para evitar la posible
hostilidad policial y estando en uno de los eventos, alguien, que en ese caso
no fue estudiante, me dijo “ese es el carnet de la impunidad”. Esa afirmación
me dejó pensando, porque efectivamente era la constatación empírica irrefutable
de cómo las personas estaban expresando su sentir sobre los medios de
comunicación a quienes estaban percibiendo como parciales y al servicio de los
funcionarios de turno. Sin embargo a partir de ese incidente es posible
cuestionarse, por ejemplo, ¿Quiénes toman las decisiones sobre los temas y
enfoques que se publican? Porque muchos de ellos y ellas quizás coincidan con
la línea editorial del medio para el cual trabajan; pero es posible que otros cumplan con la misión de reportar y
sí respeten el equilibrio de las fuentes; pero al llegar a las redacciones, la
decisión sobre qué se publica o no, no les corresponde.
A tu juicio ¿cómo se ha manejado el equilibrio de las voces en la cobertura del conflicto por la reforma al magisterio?
Se encuentra un grave desequilibrio a favor de las y los
funcionarios y empleados públicos y de sectores afines. Pero lo preocupante,
además, es que al desequilibrio se sumó una fuerte carga de prejuicios donde se
puede constatar que a la hora de citar a las y los estudiantes, en lugar de ser
consultados para conocer sus motivos y propuesta, se los catalogaba como
violentos, incapaces de tomar decisiones por sí mismos y por lo tanto, como
gente manipulada por otras personas. Por
tanto, si pensamos en la capacidad que los medios tienen para incidir en la
manera como las sociedades evalúan los hechos, estamos ante la presencia de
medios que reproducen discursos adultocéntricos que, criminalizan a las y los
jóvenes.
¿Qué manejo se ha dado a esta información en términos de ética periodística?
Al encuentro nacional de periodistas que impulsó el centro
Civitas hace unos días, llegó Sergio Ocampo, un periodista e investigador
colombiano, quien planteó que hoy en día las y los periodistas tienen la
obligación ética de decir la verdad porque de esa manera se contribuye al bien
colectivo. Agregó que lo que existe en muchos casos por pereza, por miedo o por
acomodamiento, es el periodismo militante, es decir aquel que claramente
apuesta por una manera de entender el mundo. Agregaba Ocampo en aquel momento que “los periodistas
no estamos para sacar adelante proyectos ideológicos”. A partir de eso
podríamos preguntarnos si este tipo de cobertura que te comentaba no es
precisamente expresión de este tipo de periodismo, donde no sólo no hay una
implementación responsable de la libertad de expresión, sino que se defiende un
proyecto ideológico sin poner en evidencia las otras maneras de entender el
mundo. Si entendemos que existen principios universales del buen periodismo,
que debe existir multiplicidad y representatividad de las fuentes que se
utilizan, que tiene que haber transparencia y equilibrio en las coberturas,
entonces cabe preguntarnos ¿qué tipo de periodismo es el que nos ofrecen los
medios masivos en Guatemala?
¿Qué tanta independencia tienen las y los periodistas para dar cobertura objetiva a hechos como este?
Yo creo poco en esto de la objetividad o neutralidad, es
decir si tú analizas como los medios deciden qué hechos priorizar y cuáles no,
en dónde ubican ciertos hechos periodísticos; también el discernir qué se
considera información y que no, entonces sabemos que la supuesta neutralidad u
objetividad no existe, y hay una gran corriente de pensamiento que subyace a
todo esto. Pero intentando dar respuesta a tu pregunta creo que las y los
reporteros están atados a las agendas editoriales de los medios para los cuales
trabajan. Yo me cuestiono, por ejemplo, ¿qué correlación de fuerzas tienen
ellos y ellas para defender una posición distinta a la del medio? También es
importante reconocer que otros, por acomodamiento, ni se lo cuestionan; repiten
esas recetas de informar. Aunque piensen
distinto, repiten lógicas por temor a quedarse sin empleo; en algunos casos
seguramente se produce censura y autocensura; pero, como te decía previamente,
esta coyuntura nos deja planteadas un sinnúmero de inquietudes que es necesario
investigar. Por ejemplo si tú analizas los salarios y las condiciones de
seguridad en las que trabajan las y los periodistas, te encuentras con un
panorama bastante riesgoso, perciben ingresos económicos menores a los
establecidos en la ley y deben trabajar durante largas jornadas; no gozan de seguros (médicos y de vida) y
sufren, además, presiones de políticos, de caciques locales y del crimen
organizado. En ese contexto ¿Qué autonomía y espíritu crítico se puede
sostener?
¿Qué intereses se están favoreciendo en la difusión de este conflicto?
Pues como te decía previamente, en términos de peso en agenda
hubo un claro desbalance a favor de la posición del Ministerio de Educación.
Cabe preguntarse al respecto ¿Cuánto informaron los medios sobre la posición
que defienden los estudiantes? ¿Nos han informado los motivos por los cuales
ellos y ellas se refieren a este proceso como privatizador? ¿Cinco años en la
universidad resuelven el problema de la mala calidad en la educación?
Luego de un espacio de silencio respecto a este tema en los
medios de comunicación, la Ministra de Educación, Chyntia del Aguila, anunció
ayer 6 de agosto en conferencia de prensa, que en los próximos días se dará a
conocer la nueva propuesta a la reforma de la carrera del magisterio, tomando
en cuenta lo discutido en las mesas de diálogo con estudiantes, padres y madres
de familia y representantes de organizaciones.
A la luz de
experiencias como las de Silvia Trujillo, será importante analizar la cobertura
de los medios de información hacia el tema en su siguiente fase. Es importante
como ciudadanos y ciudadanas, mantenernos vigilantes, formarnos nuestro propio
criterio y tener una visión crítica al respecto. Esto nos permitirá acrecentar
el ejercicio de una ciudadanía plena y no quedarnos con “la punta del iceberg”
que muchas veces es lo que nos llega a través de las noticias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario