Juntar estos sentimientos y hacer más bello el camino.
“Ámame como soy” de Pablo Milanés
Por María del Carmen Orantes
Palabras preliminares
El ser humano se define por su relación con el
mundo. La correspondencia entre sujeto-objeto define al ser como un estar en el
mundo, un estar como relación activa, infinita y de transformación. Por medio de estas
posibilidades del estar, aprendemos particulares formas de actuar y, de esta
manera, somos en el mundo y nuestra
existencia cobra sentido. El trabajo es una de estas formas de ser/estar-en-el-mundo, por ejemplo.
Siendo la existencia más originaria que el yo,
ya que éste último depende de la temporalidad, el estar-en-el-mundo conlleva el
sentido y la pertenencia o adscripción,
es decir, es un estar en, como sujeto
de razón del mundo inmediato.
Tomando en cuenta los procesos de construcción
social y entrando en la pertinencia de lo psicosocial: ¡tremenda forma de estar
en el mundo el hacer lo que se dice o presenciar el mismo acontecimiento que se
está narrando! El psicodrama se constituye, bajo este orden de ideas, una
herramienta de confluencia de subjetividades que configura un tejido colectivo
de muchos Yo, en la dinámica de relación entre otros. Yo –dice Merlau-Ponty-
soy el otro del otro.
De tal manera, las acciones que promueven un
narrar, un estar-en-un-mundo determinado y lleno de sentido, donde uno mismo se proyecta en comunidad, en
el ambiente microsocial o grupal, con todo el peso que esto puede llegar a
tener, recrea las formas macro del sistema en que habitamos junto con otros. Cuando
el sentido del estar es el sentido de sí mismo, las vidas y tomas de decisiones
se van formando como un lazo ineludible ante la acción social. Este sentido también conduce a un
posicionamiento en lo que podríamos llamar el mundo. El posicionamiento encara
la acción (la manera de actuar) y esto ubica en lo
ideológico/político.
Lo político como relación de poder, vincula la toma de conciencia de nuestra pertinencia (sentido) en ese estar-en-el-mundo, pertinencia que se lee y se
forma con este posicionamiento y toma de
decisiones que en el habitar, en el estar donde soy, donde somos. Habitar como albergue, como locus, como arraigo. Así cuerpo, espacio,
conciencia y existencia plantean un escenario dinámico, abierto al hacer y al
imaginar.
La experiencia en el encuentro de psicodrama en
Santa Clara -Cuba-, es una manifestación de mucho de lo que se expone en los
párrafos anteriores. El encuentro en
Santa Clara fue una propuesta de inclusión,
participación, solidaridad y compromiso para cambiar realidades. Fue un
paso hacia una acción organizada en vista a ese objetivo, donde se tomaron
retos y decisiones congruentes con el compromiso ético, fundados en el psicodrama.
De esta acción surge algo que viene de la voluntad, que al mismo tiempo es nutrida
por creer en lo que se hace. Dicho con otras palabras, la consistencia de lo
que se puede llegar a conceptualizar en palabras o lenguajes corporales –vía el
psicodrama- está en el posicionarse en la geografía con todo y su contexto
histórico-cultural, tomar conciencia sobre el cuerpo, hacia donde veo, donde doy la espalda, con qué actitud
corporal me presento, y con quienes me acompaño. La economía del tiempo/acto, espacio/territorio.
Su análisis puede llegar a ser tan fino que
produzca mucha contrariedad. Sobre esta
toma de conciencia de la existencia, haría falta resaltar la importancia de la
ética en cuanto a la formación humana y profesional para construir un mejor
nosotros en ese posicionamiento y actitud corporal.
El movimiento de Psicodrama en Santa Clara llevó
a la experiencia de estar dentro de este movimiento, fortaleciendo al psicodrama
latinoamericano, con un par de
recordatorios: la experiencia de llegar al VIII Congreso Iberoamericano de
Psicodrama en La Habana logró la magnífica puesta en escena de lo que es el
Sur. Ese sur que puede ser todo, y que en teoría cabe decir casi cualquier
cosa. En el sur cabe decir que la injusticia humana va más allá de lo geográfico
y viaja sin fronteras. También en el sur caben los excluidos y los que no
quieren excluir, en el sur caben los sueños, utopías y un montón de cosas más
dentro de la resistencia. En el sur existe de igual manera un compromiso inmenso
a poner en práctica, y eso, va más allá de cualquier concepto que podamos
repetir.
El encuentro en Santa Clara fue un encuentro
con la práctica, en la vida real, en un escenario real, que fue la comunidad
santaclareña, es acto frente a la centralización
que protagonizaron los integrantes originales del movimiento, es decir los que
se movieron de La Habana para Santa Clara. Se posicionaron y movieron las cosas
para que sucediera. Así en ese encuentro, que para algunos pudo haber sido una
colisión, se ejerció la autonomía y la descentralización que viene siendo una
cierta forma de libertad, de posicionamiento ante muchas cosas que nos venimos
diciendo, que muchas veces las repetimos y que al final del día terminamos
creyendo. Realmente cuando suceden cosas como ésta, como las cercanas a las
comunidades, es cuando todo se carga de un nuevo sentido y se hace realidad ese
mundo un poco más humano y menos extraño.
Del ejercicio de
autonomía y descentralización al rizoma
El rizoma tal como la biología lo refiere es un
tallo subterráneo con varias yemas que crece de forma horizontal emitiendo
raíces y brotes herbáceos de sus nudos. Se destaca esa capacidad de
reproducción horizontal, de estar en contacto con la tierra, y con un
crecimiento horizontal –anti
jerárquico-, se enraíza siempre, dando
vida en forma de raíces y brotes. Este
símil fue propuesto dentro de la filosofía[2]
dando por entendido varios puntos organizativos dentro de la epistemología que
vale mencionar en cuanto al posicionamiento del conocimiento y de la forma en
que se genera éste. El rizoma no sigue
líneas de subordinación, cualquier elemento puede afectar a cualquier otro.
Además el rizoma dentro de su estructura carece de centro, cualquier brote
puede ramificarse en cualquier punto, dando cabida a un desarrollo y
crecimiento aún mayor que aquel primer brote.
Entonces la transformación puede venir desde
cualquier punto en la estructura, afectando todo sin importar la estética y la
disposición en la estructura rizomática.
Así, el rizoma recrea en parte la posibilidad multidimensional psicodramática
en una figura que atañe tanto a la práctica ética de éste, como a la producción
y pronunciamiento de lo que es el conocimiento o ciencia.
En todo caso, esta exposición de ideas apremia
a la necesidad de la erradicación del hacer sin
sentido, pues recuerda la oportunidad de reformular la historia, en el espacio
que no es jerarquizado. El psicodrama está llamado a la autonomía y a la descentralización.
La implicación del elemento fundamental de la acción y de la forma de
encontrarnos coherentemente entre lo que hacemos y el espacio/posicionamiento. El psicodrama logra la problematización y la
toma de conciencia que promovió Freire.
La multidimensionalidad exige modelos y
espacios abiertos que ofrezcan libertad de movimientos y acción. En esa
búsqueda de espacios y construcción de ellos, se consolida una acción llena de
sentido. Es un reencontrarse y redescubrirse en el lugar, qué, además, es
apropiado o poseído en-el-sentido de la acción. Por otro lado y aportando a la
multidimensionalidad, la relación entre individuos y entre individuos y objetos
es fundamental ya que actúa a distancia (el
teleprincipio), por ser la capacidad de verse en el otro o la posibilidad de
actuar en la distancia.
Estos conceptos de Jacobo L. Moreno, respaldan la autonomía y descentralización que
es un movimiento del psicodrama que por origen, y no por casualidad, se ha
visto centralizado en La Habana. Llevarlo a Santa Clara lo hizo más cubano que
antes, precisamente por el ejercicio de descentralizar el movimiento, la
transformación (tele: capacidad de actuar
a distancia, o la estructura rizomática), el posicionamiento geográfico que
abarca más por tener más brotes enraizados siempre al sur, se pronuncian en conjunta relación unos con
otros. La propuesta es latinoamericana.
Del cuerpo y el
movimiento
De Einstein es este principio: el cuerpo es
movimiento. El lenguaje del cuerpo llama nuestra atención porque es peculiar y
único. Único porque es cuerpo humanizado en relación a otros, por su forma de relacionarse en cada persona. No
olvidemos que el espacio primario constitutivo de identidad es el cuerpo. Soy mi cuerpo, me reconozco en mi cuerpo. Es
la vida relacional la que nos configura una forma de percibir esta corporalidad,
materia especial que nos humaniza y nos hace sensuales y sensibles.
Al hablar del cuerpo no podemos excluir
entonces el síntoma, ni la estructura. El cuerpo es lugar de nuestra
psicosomática. Con el síntoma registramos
también a la historia y la cultura, que para Lowen es el principio “conexión a
tierra”, concepto mucho más orgánico que hablaba de la energía proveniente del
movimiento y que su paradero final será el suelo. Así el arraigo a la tierra es lo que hace al
movimiento con sentido y nos hace fijar
la atención en lo tangible: cuerpo y mundo.
Es precisamente esa experiencia corporal, que
va dando al cuerpo un sentido histórico. Sin embargo al cuerpo no le son
inherentes los preceptos éticos o morales.
La economía, geografía y experiencia sensual son aspectos de sus
dominios, el ser se conjuga en él.
Si también leemos al cuerpo como una totalidad
arraigada a la tierra y la forma-estructura, es el Yo el que cataliza esa
experiencia y las organiza con palabras o las digiere y convierte en productos
elaborados. El cuerpo da habitat y cierto sentido de totalidad.
Para los conocimientos originarios[3], hay que concebir el ser más allá de
la visión antropocéntrica. Su propuesta va por recrear escenarios donde el ser
humano es uno más en el contexto y winaq –o colectividad como lo castellanizan-
es donde el ser humano pierde su papel dominante y es vinculado a una red de
relaciones que lo empoderan y comprometen a la convivencia dentro de una
cosmovisión. En ella se aprecia esa complejidad en cuanto al análisis del estar
en y a una forma holística llena de
diferentes sentidos.
De este compromiso por encontrarse más allá de
una corporalidad aislada o de una estructura jerarquizada, nos inspiramos para
encontrar un sentido dentro de la experiencia que solamente con el movimiento
se hace real, pues cuerpo-rizoma son a partir de la energía en marcha.
[1]
Esto fue escrito a partir del VIII
Congreso Iberoamericano de Psicodrama y dinámicas grupales en La Habana Cuba.
[3]
Winaq es un ejemplo de un conocimiento de origen maya que puede brindar
fundamentos para una nueva criticidad. Es la colectividad. Los conocimientos originarios vienen
de los ancestros, es decir, son acumulación histórica, están arraigados en una
cosmovisión y fueron corroborados a lo largo del tiempo.. Proyectan un
conocimiento que tiene raíz identitaria y perspectiva histórica-cultural. (ver Jiménez, A.(2011) Winaq.
Fundamentos para el Pensamiento Maya IEH-URL:.),