viernes, 7 de diciembre de 2012

DISCUSIONES SOBRE GÉNERO Y EDUCACIÓN



Aida Toledo

Área Educación/Instituto de Estudios Humanísticos/Universidad Rafael Landívar
 Hablar de género y educación en el contexto latinoamericano y específicamente en el centroamericano, conlleva una larga discusión, que ha tenido implicaciones desde diversos ángulos de la historia de la cultura en esta región.[1] La dicotomía sexo-género[2] ha sido ampliamente discutida por los teóricos y teóricas de la cultura, tanto desde los límites del ismo, como dentro de los bordes de la nación guatemalteca desde hace varias décadas.

ALGUNOS ANTECEDENTES SOBRE POLÍTICAS DE GÉNERO
En 1945, si pensamos en el periodo moderno de la cultura latinoamericana[3], la Organización de Naciones Unidas anunciaba su compromiso de trabajar a favor de la igualdad entre hombres y mujeres.  A pesar de ello, la brecha entre los sexos se hacía cada día más ancha y se provocaban separaciones de carácter ideológico, que parecían insoslayables. Cuando en Guatemala se vivía la segunda década del conflicto armado, se declaró 1975 como el Año Internacional de la Mujer, y se tomó la decisión de realizar una conferencia mundial.[4]

Es en el contexto de la primera conferencia sobre la condición jurídica y social de la mujer, realizada en México, en el mismo momento que se proclamó el Decenio de la Naciones Unidas para la Mujer, que abarcaría de 1975 a 1985. Dentro de este espectro se logró aprobar en 1979, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, cuyas siglas son CEDAW. Al mismo tiempo se emitió la Declaración de México sobre la igualdad de las mujeres y su contribución al desarrollo de la paz. Fue aprobado un plan de acción mundial que estableció un mínimo de metas para alcanzarlas en 1980, y que se centraban en garantizar el acceso equitativo de la mujer a los recursos.

1976 se considera un año central internacionalmente, porque se crea la Asamblea General de las Naciones Unidas, con un Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (Unifem), cuya oficina en Guatemala sería constituida hasta en febrero de 2007. Dicho fondo proporcionaría asistencia financiera y técnica, a estrategias y programas en donde se buscara el empoderamiento de mujeres y la igualdad de género.

La II Conferencia Mundial de la Mujer celebrada en Copenhague, Dinamarca en 1980 evaluó el plan de acción mundial de 1975, haciendo evidente la disparidad entre los derechos garantizados y la capacidad de la mujer en ejercerlos.  Para alcanzar las metas de igualdad, desarrollo y paz, la Conferencia estableció tres esferas: igualdad de acceso a la educación, oportunidades de empleo y servicios adecuados de atención de la salud. Dentro de las acciones de ese año, se contaba con exhortar a adoptar medidas nacionales más enérgicas, garantizando el derecho de la mujer a la propiedad y al control de bienes, las mejoras en derechos de herencias, patria potestad, y no pérdida de nacionalidad. Una adicional era evitar los estereotipos respecto a la mujer.

En la III Conferencia Mundial de la Mujer celebrada en Nairobi, Kenia en 1985, el reconocimiento a favor de la igualdad era de tipo mundial. Se evaluaron de nuevo los logros del decenio y se señalaron los objetivos que no se habían alcanzado, con fines de superarlos. Parte de las medidas que se tomarían iban encaminadas a lograr la igualdad a escala nacional.  Fueron identificadas tres categorías: jurídicas, de participación social e igualdad en la participación política, y también en la adopción de decisiones.

Es evidente que una de las acciones políticas más importantes de esta época fue  que la CEDAW haya conseguido entrar a formar parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 78 y se mantuviera vigente a nivel internacional desde 1979. En este mismo tiempo entró en vigor un tratado internacional que fuera ratificado por 20 distintos países, lo cual se constituye como uno de los grandes logros de la Década de la Mujer y algo central para la historia de los derechos humanos de las mujeres. En el caso de Guatemala, la CEDAW fue aprobada mediante el decreto 49-82, y ratificada por el acuerdo gubernativo 106-82.

Algunos de los aspectos centrales a nivel nacional o internacional, obtenido de estos procesos de desarrollo para los mujeres, quizás sea las diferencias entre los conceptos de igualdad y equidad de género, que no son intercambiables ni sinónimos. La equidad de género es el proceso de ser justo con la mujer y el hombre, para lo cual se establecen medidas que reduzcan las desventajas y diferencias sociales que impiden a hombres y mujeres actuar en igualdad de condiciones en todos los ámbitos de la vida social. En tanto que igualdad de género significa que tanto la mujer como el hombre gozan de la misma condición para ejercer sus derechos humanos y son libres para realizar su potencial y sus capacidades personales, así como tomar decisiones sin limitaciones impuestas por los roles que tradicionalmente se les asignan.

EN EL CONTEXTO GUATEMALTECO
En Guatemala el periodo posterior a los Acuerdos de Paz[5] es donde se registran más leyes aprobadas sobre el tema, y donde se incorporó definitivamente la perspectiva de género.[6] En el artículo 176 se asume el concepto de equidad de género, entendido como la no discriminación entre ambos sexos, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 4 de la constitución.

En este escenario se emitió la Política nacional de descentralización donde se incluye la transversalidad de género en todas sus acciones. Aquí aparecen las políticas públicas para la convivencia y eliminación del racismo y la discriminación racial,[7] que vienen amarradas con las políticas educativas.[8]

La Secretaría Presidencial de la Mujer (SEPREM)[9] fue creada por acuerdo gubernativo 200-2000 como una secretaría de la Presidencia de la República. Su principal función ha sido asesorar los programas y proyectos para la promoción y adopción de políticas públicas del desarrollo de las mujeres, atendiendo a la diversidad sociocultural del país, que se encuentra contenido en el acuerdo gubernativo 130-2001, artículo 4, donde se incorpora la función de formular, monitorear y evaluar la Política nacional de promoción y desarrollo integral de las mujeres. La Seprem nace como entidad con funciones coordinadoras y no rectoras.

La Seprem ha funcionado con tres administraciones del Estado Guatemalteco entre 2000 y 2010, en cuyos informes es posible identificar el tratamiento de temas comunes como indicadores para el análisis de género, la institucionalización de la política de la mujer, y el acompañamiento en la participación de las mujeres.
En el periodo que va de 2001 a 2006, la Seprem logró elaborar un documento único de Política nacional de la mujer, cuyo diseño fue complejo en la búsqueda de lograr una agenda para todas las mujeres.
Fotografía por Zayda Noriega






En la evaluación sobre los procesos de impulso, se detectaron otros programas de gobierno que de forma independiente reportaron mayor número de acciones sobre la mujer y género, entre los que se cuenta el ministerio de educación.[10]  Se conoce que dicho ministerio tuvo una acción dirigida focalmente a las mujeres, como el Programa de Becas para Niñas, que desapareciera a partir de 2008, y cuyo presupuesto fuera transferido a otro programa llamado Mi familia progresa. Además ejecutó nueve acciones que tuvieron efectos importantes en  mujeres, como las de prevención del sida y las radios educativas, donde se emiten contenidos sobre equidad de género. El enfoque étnico-cultural aparece en el contexto educativo entre 2001 y 2006, dentro de las nuevas políticas que en su implementación serán parte de los llamados ejes globales,[11] que aparecen como acciones estratégicas en las políticas de 2008 a 2023.

De 2001 también son las acciones de la SEPREM en educación al considerar importante empezar a trabajar lo relacionado con la reforma educativa. Con este propósito se determinó importante incorporarse al trabajo que realizaba la Comisión Consultiva para la Reforma Educativa (CCRE), que fuera creada en el marco de los compromisos establecidos en los Acuerdos de Paz del año 98 y que está adscrita al MINEDUC. La conformaron instancias de gobierno, magisterio, iglesia, universidades, colegios privados, sector empresarial, organizaciones de pueblos indígenas, mujeres, estudiantes del nivel medio y periodistas.[12]

La SEPREM le dio seguimiento a las acciones que sentaron la base del trabajo realizado en materia de educación, durante la administración anterior. En el mismo año, la SEPREM elaboró la propuesta de un submódulo de la teoría de género en el programa de Desarrollo profesional con el objetivo de garantizar la promoción, participación y representación equitativa de mujeres y hombres en los distintos niveles del sistema educativo y administrativo.

A nivel de acciones aparece una educación con enfoque de género y respeto a la identidad cultural. Entre éstas son relevantes la transformación de modelos y conductas discriminatorias y excluyentes que afecten a niñas y mujeres, además del fortalecimiento y ampliación de la cobertura de alfabetización y post alfabetización para jóvenes y mujeres adultas, especialmente rurales, que favorece su inserción en la educación formal, buscando mejorar sus oportunidades de trabajo y su calidad de vida.

Entre 2002 y 2003 la misma instancia en coordinación con la subcomisión de género, revisó y presentó una propuesta al marco general de transformación curricular y currículo básico para educación primaria. El resultado se logró ya que MINEDUC incorporó el eje de equidad con subcomponentes.[13]

Uno de los resultados positivos encontrados en educación es lo que se refiere al ratio entre mujeres y hombres en la tasa neta de escolaridad entre 2002 y 2007, ya que se encontró que se había alcanzado la paridad o cercanía tanto en preprimaria como en el ciclo diversificado.

En el periodo que va de 1990 a 2009 se formularon seis documentos como parte de la Política nacional de desarrollo de las mujeres. Durante el año 90 no se logró la institucionalización de la política hasta que se creó la Seprem , diseñándose y actualizándose la Política nacional de promoción y desarrollo de las mujeres guatemaltecas y Plan de equidad de oportunidades 2001-2006.

Más adelante, la política actualizada, para ejecutarla en el periodo 2008-2023 fue aprobada por acuerdo gubernativo 570-2007. Pero no fue sino hasta en 2009 que fuera aprobado el documento unificado de Política nacional de promoción y desarrollo integral de las mujeres y el Plan de equidad de oportunidades 2008-2023, mediante acuerdo gubernativo 302-2009 que echara a caminar de nuevo la ley sobre temas de género.

La comparación de los ejes temáticos reveló que entre 1990 y 2009 los temas sobre educación han tenido una presencia continua. Las demandas étnicas de las mujeres estaban ya contenidas en la Política aprobada en 2007, y contenía los ejes sobre identidad cultural de las mujeres mayas, xinkas y garífunas, dentro de un proyecto educativo con enfoque de género y respeto de la identidad cultural, donde incorporaban nociones sobre pertinencia cultural o identidad.

El periodo comprendido entre 2008 y 2012 corresponde a una política de desarrollo donde se plantearon ocho estrategias relacionadas con la mejora en el acceso y la calidad educativa. Se le provee importancia especial a la revisión del currículo, y existe dentro de las políticas generales una, donde se contempla específicamente la justicia social a través de la equidad educativa y la permanencia escolar.

Bibliografía
Franco, Jean. “Si me permiten hablar: la lucha por el poder interpretativo” en John Beverley y Hugo Achugar. La voz del otro: testimonio, subalternidad y verdad narrativa. Guatemala: Revista Abrapalabra, 2002.
García Canclini, Néstor. Culturas híbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad. México: Grijalbo, 1990.
Mendizábal Ana Beatriz y Mercedes Asturias. Políticas públicas sobre mujeres y equidad de género en Guatemala 1985-2009. Guatemala. Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, 2010.
Nuñez Pérez, María Gabriela. “Acciones e iniciativas para la implementación del enfoque de género en el Ministerio de Educación”, en Secretaría Presidencial de la Mujer en Guatemala, 277-285.
Plan de acción para la equidad de género-Diagnóstico operativo 2007-2008. Revisado 21 de mayo de 2012. http://ceccsica.org/programas-accion/genero/diagnostico2b.html
Torres-Rivas, Edelberto y Bernardo Arévalo. Del conflicto al diálogo: el WSP en Guatemala. Guatemala: UNRISD-FLACSO-GUATEMALA, 1999.

[1] Dentro del plan operativo 2007-2008 en cuanto a género el diagnóstico daba un porcentaje del 53.8% de líneas de acción en políticas y programas de género, y un 37.1% en estrategias de transversalización de la equidad de género. Lo que esto quiere decir es que es parte de las actuales políticas regionales incluir y trabajar con criterios de género que fueron acuñados al paso de muchas décadas. Plan de acción para la equidad de género-Diagnóstico operativo 2007-2008. Revisado 21 de mayo de 2012. http://ceccsica.org/programas-accion/genero/diagnostico2b.html
[2] Jean Franco. “Si me permiten hablar: la lucha por el poder interpretativo” en John Beverley y Hugo Achugar. La voz del otro: testimonio, subalternidad y verdad narrativa. Guatemala: Revista Abrapalabra, 2002, 122.
[3] Néstor García Canclini. Culturas híbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad. México: Grijalbo, 1990, 18.
[4] Ana Beatriz Mendizábal y Mercedes Asturias. Políticas públicas sobre mujeres y equidad de género en Guatemala 1985-2009. Guatemala. Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, 2010, 9.
[5] La fecha a la que aludimos entronca con lo que Edelberto Torres-Rivas llama “construir la paz”, periodo cuyo registro inicia hacia 1997. Edelberto Torres-Rivas y Bernardo Arévalo. Del conflicto al diálogo: el WSP en Guatemala. Guatemala: UNRISD-FLACSO-GUATEMALA, 1999, 77.
[6] El cumplimiento de los compromisos fijados en estos acuerdos y en los planes nacionales de educación de los últimos años, dependió del incremento del gasto público en educación (PIB). El gasto se incrementó a raíz de los acuerdos, pero sigue siendo uno de los más bajos de  América Latina, y no guarda relación con las verdaderas carencias del país. “El derecho a la educación en Guatemala: hallazgos y conclusiones preliminares del informa: ¿Derechos o privilegios?: El derecho a la salud y a la educación en Guatemala, un momento decisivo”, 4.
[7] Las condiciones de desigualdad ponen en una condición de mayor vulnerabilidad a las mujeres indígenas y entre ellas, es mayor el impacto de las desigualdades en las niñas indígenas rurales. María Gabriela Núñez Pérez. “Acciones e iniciativas para la implementación del enfoque de género en el Ministerio de Educación”, en Secretaría Presidencial de la Mujer en Guatemala, 277.
[8] Mendizábal y Asturias, 19.
[9]   La Secretaría Presidencial de la Mujer (SEPREM) es la entidad del gobierno al más alto nivel que asesora y coordina políticas públicas para promover el desarrollo integral de las mujeres. Recoge demandas y necesidades de las mujeres guatemaltecas. María Gabriela Núñez Pérez. “Acciones e iniciativas para la implementación del enfoque de género en el Ministerio de Educación, 277.
[10] Con este ministerio se priorizaron las acciones relacionadas con la incorporación de género en el currículo y en la formación docente. Nuñez, María Gabriela, “Acciones e iniciativas…, 278.
[11] Las metas globales del Eje de Equidad en Educación por el mismo periodo por ejemplo, implementaron el enriquecimiento de los fundamentos de la filosoía, integrando el principio de equidad entre mujeres y hombres, y entre grupos socioculturales. Gabriela Nuñez, 278.
[12] Gabriela Nuñez, 279.
[13] Los subcomponentes son equidad e igualdad; género y autoestima; educación sexual: VIH-SIDA; equidad laboral; equidad étnica; equidad social: género y poder, género y etnicidad; género y clase.