viernes, 30 de noviembre de 2012

Somos sur[1].



Juntar estos sentimientos y hacer más bello el camino.
“Ámame como soy” de Pablo Milanés

Por María del Carmen Orantes

Palabras preliminares

El ser humano se define por su relación con el mundo. La correspondencia entre sujeto-objeto define al ser como un estar en el mundo, un estar  como relación activa, infinita y de  transformación. Por medio de estas posibilidades del estar, aprendemos particulares formas de actuar y, de esta manera, somos  en el mundo y nuestra existencia cobra sentido. El trabajo es una de estas formas  de ser/estar-en-el-mundo, por ejemplo.
Siendo la existencia más originaria que el yo, ya que éste último depende de la temporalidad, el estar-en-el-mundo conlleva el sentido  y la pertenencia o adscripción, es decir, es un estar en, como sujeto de razón del mundo inmediato.

Tomando en cuenta los procesos de construcción social y entrando en la pertinencia de lo psicosocial: ¡tremenda forma de estar en el mundo el hacer lo que se dice o presenciar el mismo acontecimiento que se está narrando! El psicodrama se constituye, bajo este orden de ideas, una herramienta de confluencia de subjetividades que configura un tejido colectivo de muchos Yo, en la dinámica de relación entre otros. Yo –dice Merlau-Ponty- soy el otro del otro.

De tal manera, las acciones que promueven un narrar, un estar-en-un-mundo determinado y lleno de sentido,  donde uno mismo se proyecta en comunidad, en el ambiente microsocial o grupal, con todo el peso que esto puede llegar a tener, recrea las formas macro del sistema en que habitamos junto con otros. Cuando el sentido del estar es el sentido de sí mismo, las vidas y tomas de decisiones se van formando como un lazo ineludible ante la acción social.  Este sentido también conduce a un posicionamiento en lo que podríamos llamar el mundo. El posicionamiento encara la acción (la manera de actuar) y esto ubica en lo ideológico/político.

Lo político como relación de poder, vincula la toma de conciencia de nuestra pertinencia (sentido) en ese estar-en-el-mundo, pertinencia que se lee y se forma con este posicionamiento y  toma de decisiones que en el habitar, en el estar donde soy, donde somos.  Habitar como albergue, como  locus, como arraigo. Así cuerpo, espacio, conciencia y existencia plantean un escenario dinámico, abierto al hacer y al imaginar.

La experiencia en el encuentro de psicodrama en Santa Clara -Cuba-, es una manifestación de mucho de lo que se expone en los párrafos anteriores.  El encuentro en Santa Clara fue una propuesta de inclusión, participación, solidaridad y compromiso para cambiar realidades. Fue un paso hacia una acción organizada en vista a ese objetivo, donde se tomaron retos y decisiones congruentes con el compromiso ético, fundados en el psicodrama. De esta acción surge algo que viene de la voluntad, que al mismo tiempo es nutrida por creer en lo que se hace. Dicho con otras palabras, la consistencia de lo que se puede llegar a conceptualizar en palabras o lenguajes corporales –vía el psicodrama- está en el posicionarse en la geografía con todo y su contexto histórico-cultural, tomar conciencia sobre el cuerpo, hacia donde veo,  donde doy la espalda, con qué actitud corporal me presento, y con quienes me acompaño. La economía del tiempo/acto, espacio/territorio. Su  análisis puede llegar a ser tan fino que produzca mucha contrariedad.   Sobre esta toma de conciencia de la existencia, haría falta resaltar la importancia de la ética en cuanto a la formación humana y profesional para construir un mejor nosotros en ese posicionamiento y actitud corporal.

El movimiento de Psicodrama en Santa Clara llevó a la experiencia de estar dentro de este movimiento, fortaleciendo al psicodrama latinoamericano,  con un par de recordatorios: la experiencia de llegar al VIII Congreso Iberoamericano de Psicodrama en La Habana logró la magnífica puesta en escena de lo que es el Sur. Ese sur que puede ser todo, y que en teoría cabe decir casi cualquier cosa. En el sur cabe decir que la injusticia humana va más allá de lo geográfico y viaja sin fronteras. También en el sur caben los excluidos y los que no quieren excluir, en el sur caben los sueños, utopías y un montón de cosas más dentro de la resistencia. En el sur existe de igual manera un compromiso inmenso a poner en práctica, y eso, va más allá de cualquier concepto que podamos repetir.

El encuentro en Santa Clara fue un encuentro con la práctica, en la vida real, en un escenario real, que fue la comunidad santaclareña, es acto frente a la centralización que protagonizaron los integrantes originales del movimiento, es decir los que se movieron de La Habana para Santa Clara. Se posicionaron y movieron las cosas para que sucediera. Así en ese encuentro, que para algunos pudo haber sido una colisión, se ejerció la autonomía y la descentralización que viene siendo una cierta forma de libertad, de posicionamiento ante muchas cosas que nos venimos diciendo, que muchas veces las repetimos y que al final del día terminamos creyendo. Realmente cuando suceden cosas como ésta, como las cercanas a las comunidades, es cuando todo se carga de un nuevo sentido y se hace realidad ese mundo un poco más humano y menos extraño.

Del ejercicio de autonomía y descentralización al rizoma

El rizoma tal como la biología lo refiere es un tallo subterráneo con varias yemas que crece de forma horizontal emitiendo raíces y brotes herbáceos de sus nudos. Se destaca esa capacidad de reproducción horizontal, de estar en contacto con la tierra, y con un crecimiento horizontal       –anti jerárquico-,  se enraíza siempre, dando vida en forma de raíces y brotes.  Este símil fue propuesto dentro de la filosofía[2] dando por entendido varios puntos organizativos dentro de la epistemología que vale mencionar en cuanto al posicionamiento del conocimiento y de la forma en que se genera éste.  El rizoma no sigue líneas de subordinación, cualquier elemento puede afectar a cualquier otro. Además el rizoma dentro de su estructura carece de centro, cualquier brote puede ramificarse en cualquier punto, dando cabida a un desarrollo y crecimiento aún mayor que aquel primer brote. 

Entonces la transformación puede venir desde cualquier punto en la estructura, afectando todo sin importar la estética y la disposición en la estructura rizomática.  Así, el rizoma recrea en parte la posibilidad multidimensional psicodramática en una figura que atañe tanto a la práctica ética de éste, como a la producción y pronunciamiento de lo que es el conocimiento o ciencia.

En todo caso, esta exposición de ideas apremia a la necesidad de la erradicación del hacer sin sentido, pues recuerda la oportunidad de reformular la historia, en el espacio que no es jerarquizado. El psicodrama está llamado a la autonomía y a la descentralización. La implicación del elemento fundamental de la acción y de la forma de encontrarnos coherentemente entre lo que hacemos y el espacio/posicionamiento.  El psicodrama logra la problematización y la toma de conciencia que promovió Freire.

La multidimensionalidad exige modelos y espacios abiertos que ofrezcan libertad de movimientos y acción. En esa búsqueda de espacios y construcción de ellos, se consolida una acción llena de sentido. Es un reencontrarse y redescubrirse en el lugar, qué, además, es apropiado o poseído en-el-sentido de la acción. Por otro lado y aportando a la multidimensionalidad, la relación entre individuos y entre individuos y objetos  es fundamental ya que actúa a distancia (el teleprincipio), por ser la capacidad de verse en el otro o la posibilidad de actuar en la distancia.

Estos conceptos de Jacobo L. Moreno,  respaldan la autonomía y descentralización que es un movimiento del psicodrama que por origen, y no por casualidad, se ha visto centralizado en La Habana. Llevarlo a Santa Clara lo hizo más cubano que antes, precisamente por el ejercicio de descentralizar el movimiento, la transformación (tele:  capacidad de actuar a distancia, o la estructura rizomática), el posicionamiento geográfico que abarca más por tener más brotes enraizados siempre al sur,  se pronuncian en conjunta relación unos con otros. La propuesta es latinoamericana.

Del cuerpo y el movimiento

De Einstein es este principio: el cuerpo es movimiento. El lenguaje del cuerpo llama nuestra atención porque es peculiar y único. Único porque es cuerpo humanizado en relación a otros, por  su forma de relacionarse en cada persona. No olvidemos que el espacio primario constitutivo de identidad es el cuerpo.  Soy mi cuerpo, me reconozco en mi cuerpo. Es la vida relacional la que nos configura  una forma de percibir esta corporalidad, materia especial que nos humaniza y nos hace sensuales y sensibles.

Al hablar del cuerpo no podemos excluir entonces el síntoma, ni la estructura. El cuerpo es lugar de nuestra psicosomática.  Con el síntoma registramos también a la historia y la cultura, que  para Lowen es el principio “conexión a tierra”, concepto mucho más orgánico que hablaba de la energía proveniente del movimiento y que su paradero final será el suelo.  Así el arraigo a la tierra es lo que hace al movimiento  con sentido y nos hace fijar la atención en lo tangible: cuerpo y mundo. 

Es precisamente esa experiencia corporal, que va dando al cuerpo un sentido histórico. Sin embargo al cuerpo no le son inherentes los preceptos éticos o morales.  La economía, geografía y experiencia sensual son aspectos de sus dominios, el ser se conjuga en él.

Si también leemos al cuerpo como una totalidad arraigada a la tierra y la forma-estructura, es el Yo el que cataliza esa experiencia y las organiza con palabras o las digiere y convierte en productos elaborados. El cuerpo da habitat y cierto sentido de totalidad. 

Para los conocimientos originarios[3], hay que concebir el ser más allá de la visión antropocéntrica. Su propuesta va por recrear escenarios donde el ser humano es uno más en el contexto y winaq –o colectividad como lo castellanizan- es donde el ser humano pierde su papel dominante y es vinculado a una red de relaciones que lo empoderan y comprometen a la convivencia dentro de una cosmovisión. En ella se aprecia esa complejidad en cuanto al análisis del estar en y a una forma holística  llena de diferentes sentidos.
De este compromiso por encontrarse más allá de una corporalidad aislada o de una estructura jerarquizada, nos inspiramos para encontrar un sentido dentro de la experiencia que solamente con el movimiento se hace real, pues cuerpo-rizoma son a partir de la energía en marcha.









[1] Esto fue escrito a partir del VIII Congreso Iberoamericano de Psicodrama y dinámicas grupales en La Habana Cuba.
[2] Deleuze & Guattari (1998) El Antiedipo. Barcelona: Paidos.
[3] Winaq es un ejemplo de un conocimiento de origen maya que puede brindar fundamentos para una nueva criticidad. Es la colectividad. Los conocimientos originarios vienen de los ancestros, es decir, son acumulación histórica, están arraigados en una cosmovisión y fueron corroborados a lo largo del tiempo.. Proyectan un conocimiento que tiene raíz identitaria y perspectiva histórica-cultural. (ver Jiménez, A.(2011) Winaq.  Fundamentos para el Pensamiento Maya IEH-URL:.),

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