lunes, 16 de julio de 2012

CONFERENCIA Una élite rural: los Mexía y "la gente parda"


Ann Jefferson, Ph.D.
University of Tennessee at Knoxville

Área de historia

9 de julio de 2012

Ann Jefferson
Mi tesis doctoral es una historia social sobre los mulatos/ladinos del área de Mita en el oriente de Guatemala, quienes se alzaron en junio de 1837 en contra del gobierno liberal encabezado por Mariano Gálvez. Esta rebelión, conocida como el movimiento de Rafael Carrera, empezó con unas sublevaciones aisladas, que pronto derivaron en una rebelión extensiva que articuló una serie de demandas y con el tiempo llegó a derrocar al gobierno de Gálvez.

Aunque el enfoque de varios estudios sobre este tema ha sido Carrera y los eventos que tuvieron lugar en Mataquescuintla, el primer enfrentamiento entre los rebeldes, "los patriotas de Mita" como se llamaban ellos mismos, y los soldados del gobierno tuvo lugar en el pueblo de Santa Rosa (hoy conocido como Santa Rosa de Lima) y fue encabezado por los dueños de una hacienda de ganado mayor, los hermanos Teodoro y Benito Mexía. Ellos representan una élite campesina que jugó un rol esencial como catalizador de esta rebelión al forjar una alianza con diversos sectores de la población oriental y reunir sus recursos financieros para apoyar a la guerrilla.

Que la rebelión se conozca como un proyecto de Rafael Carrera se debe a que en la historia vamos al revés, o sea, escogiendo lo que se destaca y buscando sus raíces. En este caso, como la persona que se destacó fue Carrera, una mirada retrospectiva nos dice que él fue más importante desde el principio de la batalla contra el gobierno, pero cuando ésta empezó no era así. Claro que Carrera llegó a ser el líder más importante, y posteriormente el presidente del nuevo estado-nación, pero en el principio fue solo un joven más, un arriero o porquero. El líder más importante fue el “mulato” Teodoro Mexía, según varios expedientes, hacendado, e mayor hijo varón del mayor hijo varón de Ramón de la Rosa Mexía, "mulato libre" del Valle de Santa Rosa.

En el área de Santa Rosa, el lugar del primer enfrentamiento entre "la gente parda" y los soldados "chapines" (es decir, de la ciudad de Guatemala, capital del Estado de Guatemala) mucha gente aparece designada como "mulato libre" en los documentos. Yo quería investigar si lo que hizo esta gente en la rebelión de Mita, en junio de 1837, tenía algo que ver con su etnicidad como ‘gente parda’.  Por lo general, este término se traduce al pensamiento anglosajón como "common people (gente común)",  el cual no dice nada sobre su color ni su identidad, pero a mí me parecía importante que ellos se refirieran a sí mismos con un término que puede traducirse como "brown" o sea, de color café. Esto nos sugiere que la gente parda de esta región era también una gente de color, descendiente de los indígenas y/o de los africanos.

Además, en los censos  el término “casta” aparece con los términos ‘español’, ‘indio’ y ‘mestizo’, y a veces las castas representan la mayoría de la población. Esto parece sugerir que las castas eran los mulatos/ladinos, o sea los que no se podrían identificar como miembros de los otros grupos. Parece que la etiqueta 'mestizo' se refería a los que a ojos del párroco parecían ser de descendencia indígena y 'mulato' a los que le parecían tener alguna apariencia africana. El sistema está plenamente basado en el fenotipo y no en el genotipo, o en algunos casos en la geografía, o sea dependiendo de dónde vivían los padres del niño bautizado, con algunos lugares designados como los de la gente indígena o indígena-mezclada  – que serían los indios o mestizos – y otros lugares como los de la gente descendiente de los africanos, o sea mulatos. Otros estudios han encontrado que el término mulato no se usaba sin que la gente tuviera alguna apariencia africana.

Pero si lo que nos interesa en este momento son “los subalternos" definidos como toda la gente no española, o sea los criollos blancos, tal vez no nos importa mucho cuál de los dos sea ‘la gente parda’; solo nos interesa que los Mexía estaban en esa categoría, o sea gente de color, castas. No obstante, mi estudio se enfoca en la gente de descendencia africana, y por eso me importaba la identidad étnica de los Mexía de Santa Rosa. De hecho, me sorprendí cuando vi esa etiqueta de ‘mulato libre’ o ‘mulato criollo’ en los documentos que tratan sobre los Mexía, porque nunca había visto ninguna identificación étnica sobre Teodoro Mexía en las historias escritas sobre esta rebelión.

A fin de cuentas, lo que tenemos en el Oriente a mediados del siglo XIX es una élite compuesta por hacendados de ganado mayor y caña de azúcar,  muy católica – según los manifiestos que dejaron–  pero viviendo una vida no muy semejante en varios aspectos a la de la élite ‘chapina’ en la capital, pues sus bienes no tenían nada que ver con la comodidad de sus grandes y finas casas, o los lujos importados de Europa, sino con el número de animales que les pertenecía o las cargas de maíz y panela que producían para vender. Esta élite rural era una ‘gente parda’ según los documentos que ellos mismos generaron.  Esto no quiere decir que todos fueran mulatos, porque una familia muy importante en la rebelión, de apellido Solares, siempre aparece como ‘española’ en los documentos, pero evidentemente era una élite en la que un buen administrador como Ramón de la Rosa Mexía ("mulato libre" en todos los expedientes), que juntó su dinero para comprar una hacienda y recibió otra como regalo de su jefa (dueña de muchas tierras) cuando se casó con una "mulata libre"; un hombre así, listo, trabajador y afortunado, podía abrir la puerta para que sus nietos –entre ellos Teodoro y Benito Mexía– entraran en los rangos más altos de la sociedad rural. Eso no pasaría en la capital (pienso yo), entre los Jáuregui, los Arrivillaga, etcétera.

Estas diferencias entre las dos élites, la “chapina” y la de Mita, los condujeron a la guerra civil llamada la rebelión de Mita. Lo que encontré, y lo que expuse en mi tesis, es que el gobierno de Gálvez y los liberales tomaron varias medidas en contra de la gente de Oriente, con el fin de someterla al sistema nacional, supuestamente por su propio bien, para que llegara la ilustración a los “bárbaros del campo”. Entre estas medidas fueron:

1.      Un plan de desarrollo para colonizar la parte noreste del país, que robó a estos hacendados la oportunidad de invertir su dinero en la economía nacional;
2.      la imposición de la ley marcial (de facto) mediante el nombramiento de un militar como jefe político de Cuilapa;
3.      el plan de reubicar a una gran parte de la población de los pueblos de Sacualpa y Jalpatagua y repoblar esas áreas con gente más obediente al gobierno;
4.      la invasión de haciendas en el oriente para destruir los ranchos en donde vivía la fuerza laboral de las haciendas o, según el gobierno, los bandidos que se mantenían robando a los viajeros y comerciantes en la carretera de Guatemala a San Salvador, la capital de la República Federal de Centroamérica;
5.      y la confiscación y los embargos de los bienes de los líderes rebeldes; siendo uno de los afectados Teodoro Mexía.

Visto como parte del intento de formar una nueva nación, todo esto parece ser una pelea entre dos grupos de poder, uno capitalino y otro campesino, rural o regional. Un intento de parte de una élite nacional para despojar a los poderosos de una área rural de sus bienes, su territorio y su poder; en pocas palabras, para eliminar las élites regionales que no compartían la misma visión de la futura nación, que hablaban de "nuestra América" como un lugar bastante diferente a la visión liberal, con sus planes de colonización extranjera, de la seguridad del tráfico en el Camino Real y del vínculo de Guatemala con las economías de Europa y de los Estados Unidos.

Así que tenemos aquí una batalla entre elites, pero no tanto entre una liberal y otra conservadora, sino entre una urbana y mercantil, y otra rural y productora. Por eso, intentos de forzar esta época y la rebelión de Rafael Carrera en una cajita con las etiquetas "Liberal" y "Conservador" no nos han llevado a ningún lado. Carrera logró explotar una escisión dentro del partido Liberal y se vinculó con el partido Conservador, pero parece –aunque sobre esto me gustaría oír lo que piensan ustedes– que manejó el gobierno a su propia manera hasta su muerte. Claro que este triunfo de una elite rural –o sea Carrera y sus aliados, los hacendados del oriente– fue temporal, pero lo interesante es que por un momento tuvieron éxito los campesinos, se apoderaron del Estado, y no hay muchas victorias de esa clase en la América latina del siglo XIX, temporal o no.

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