Aida Toledo
Área
Educación/Instituto de Estudios Humanísticos/Universidad Rafael Landívar
Hablar de género y educación en el contexto
latinoamericano y específicamente en el centroamericano, conlleva una larga
discusión, que ha tenido implicaciones desde diversos ángulos de la historia de
la cultura en esta región.[1]
La dicotomía sexo-género[2]
ha sido ampliamente discutida por los teóricos y teóricas de la cultura, tanto
desde los límites del ismo, como dentro de los bordes de la nación guatemalteca
desde hace varias décadas.
ALGUNOS
ANTECEDENTES SOBRE POLÍTICAS DE GÉNERO
En
1945, si pensamos en el periodo moderno de la cultura latinoamericana[3],
la Organización de Naciones Unidas anunciaba su compromiso de trabajar a favor
de la igualdad entre hombres y mujeres.
A pesar de ello, la brecha entre los sexos se hacía cada día más ancha y
se provocaban separaciones de carácter ideológico, que parecían insoslayables.
Cuando en Guatemala se vivía la segunda década del conflicto armado, se declaró
1975 como el Año Internacional de la Mujer, y se tomó la decisión de realizar
una conferencia mundial.[4]
Es
en el contexto de la primera conferencia sobre la condición jurídica y social
de la mujer, realizada en México, en el mismo momento que se proclamó el
Decenio de la Naciones Unidas para la Mujer, que abarcaría de 1975 a 1985.
Dentro de este espectro se logró aprobar en 1979, la Convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, cuyas siglas
son CEDAW. Al mismo tiempo se emitió la Declaración de México sobre la igualdad
de las mujeres y su contribución al desarrollo de la paz. Fue aprobado un plan
de acción mundial que estableció un mínimo de metas para alcanzarlas en 1980, y
que se centraban en garantizar el acceso equitativo de la mujer a los recursos.
1976
se considera un año central internacionalmente, porque se crea la Asamblea
General de las Naciones Unidas, con un Fondo de Desarrollo de las Naciones
Unidas para la Mujer (Unifem), cuya oficina en Guatemala sería constituida
hasta en febrero de 2007. Dicho fondo proporcionaría asistencia financiera y
técnica, a estrategias y programas en donde se buscara el empoderamiento de
mujeres y la igualdad de género.
La
II Conferencia Mundial de la Mujer celebrada en Copenhague, Dinamarca en 1980
evaluó el plan de acción mundial de 1975, haciendo evidente la disparidad entre
los derechos garantizados y la capacidad de la mujer en ejercerlos. Para alcanzar las metas de igualdad,
desarrollo y paz, la Conferencia estableció tres esferas: igualdad de acceso a
la educación, oportunidades de empleo y servicios adecuados de atención de la
salud. Dentro de las acciones de ese año, se contaba con exhortar a adoptar
medidas nacionales más enérgicas, garantizando el derecho de la mujer a la
propiedad y al control de bienes, las mejoras en derechos de herencias, patria
potestad, y no pérdida de nacionalidad. Una adicional era evitar los
estereotipos respecto a la mujer.
En
la III Conferencia Mundial de la Mujer celebrada en Nairobi, Kenia en 1985, el
reconocimiento a favor de la igualdad era de tipo mundial. Se evaluaron de
nuevo los logros del decenio y se señalaron los objetivos que no se habían
alcanzado, con fines de superarlos. Parte de las medidas que se tomarían iban
encaminadas a lograr la igualdad a escala nacional. Fueron identificadas tres categorías:
jurídicas, de participación social e igualdad en la participación política, y
también en la adopción de decisiones.
Es
evidente que una de las acciones políticas más importantes de esta época
fue que la CEDAW haya conseguido entrar
a formar parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas en el año 78 y se
mantuviera vigente a nivel internacional desde 1979. En este mismo tiempo entró
en vigor un tratado internacional que fuera ratificado por 20 distintos países,
lo cual se constituye como uno de los grandes logros de la Década de la Mujer y
algo central para la historia de los derechos humanos de las mujeres. En el
caso de Guatemala, la CEDAW fue aprobada mediante el decreto 49-82, y
ratificada por el acuerdo gubernativo 106-82.
Algunos
de los aspectos centrales a nivel nacional o internacional, obtenido de estos
procesos de desarrollo para los mujeres, quizás sea las diferencias entre los
conceptos de igualdad y equidad de género, que no son intercambiables ni
sinónimos. La equidad de género es el proceso de ser justo con la mujer y el
hombre, para lo cual se establecen medidas que reduzcan las desventajas y
diferencias sociales que impiden a hombres y mujeres actuar en igualdad de
condiciones en todos los ámbitos de la vida social. En tanto que igualdad de
género significa que tanto la mujer como el hombre gozan de la misma condición
para ejercer sus derechos humanos y son libres para realizar su potencial y sus
capacidades personales, así como tomar decisiones sin limitaciones impuestas
por los roles que tradicionalmente se les asignan.
EN
EL CONTEXTO GUATEMALTECO
En
Guatemala el periodo posterior a los Acuerdos de Paz[5]
es donde se registran más leyes aprobadas sobre el tema, y donde se incorporó
definitivamente la perspectiva de género.[6]
En el artículo 176 se asume el concepto de equidad de género, entendido como la
no discriminación entre ambos sexos, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 4 de la constitución.
En
este escenario se emitió la Política nacional de descentralización donde se
incluye la transversalidad de género en todas sus acciones. Aquí aparecen las
políticas públicas para la convivencia y eliminación del racismo y la
discriminación racial,[7]
que vienen amarradas con las políticas educativas.[8]
La
Secretaría Presidencial de la Mujer (SEPREM)[9]
fue creada por acuerdo gubernativo 200-2000 como una secretaría de la
Presidencia de la República. Su principal función ha sido asesorar los programas
y proyectos para la promoción y adopción de políticas públicas del desarrollo
de las mujeres, atendiendo a la diversidad sociocultural del país, que se
encuentra contenido en el acuerdo gubernativo 130-2001, artículo 4, donde se
incorpora la función de formular, monitorear y evaluar la Política nacional de
promoción y desarrollo integral de las mujeres. La Seprem nace como entidad con
funciones coordinadoras y no rectoras.
La
Seprem ha funcionado con tres administraciones del Estado Guatemalteco entre 2000
y 2010, en cuyos informes es posible identificar el tratamiento de temas
comunes como indicadores para el análisis de género, la institucionalización de
la política de la mujer, y el acompañamiento en la participación de las
mujeres.
En
el periodo que va de 2001 a 2006, la Seprem logró elaborar un documento único
de Política nacional de la mujer, cuyo diseño fue complejo en la búsqueda de
lograr una agenda para todas las mujeres.
Fotografía por Zayda Noriega |
En
la evaluación sobre los procesos de impulso, se detectaron otros programas de
gobierno que de forma independiente reportaron mayor número de acciones sobre
la mujer y género, entre los que se cuenta el ministerio de educación.[10] Se conoce que dicho ministerio tuvo una
acción dirigida focalmente a las mujeres, como el Programa de Becas para Niñas,
que desapareciera a partir de 2008, y cuyo presupuesto fuera transferido a otro
programa llamado Mi familia progresa. Además ejecutó nueve acciones que
tuvieron efectos importantes en mujeres,
como las de prevención del sida y las radios educativas, donde se emiten
contenidos sobre equidad de género. El enfoque étnico-cultural aparece en el
contexto educativo entre 2001 y 2006, dentro de las nuevas políticas que en su
implementación serán parte de los llamados ejes globales,[11]
que aparecen como acciones estratégicas en las políticas de 2008 a 2023.
De
2001 también son las acciones de la SEPREM en educación al considerar
importante empezar a trabajar lo relacionado con la reforma educativa. Con este
propósito se determinó importante incorporarse al trabajo que realizaba la
Comisión Consultiva para la Reforma Educativa (CCRE), que fuera creada en el
marco de los compromisos establecidos en los Acuerdos de Paz del año 98 y que
está adscrita al MINEDUC. La conformaron instancias de gobierno, magisterio,
iglesia, universidades, colegios privados, sector empresarial, organizaciones
de pueblos indígenas, mujeres, estudiantes del nivel medio y periodistas.[12]
La
SEPREM le dio seguimiento a las acciones que sentaron la base del trabajo
realizado en materia de educación, durante la administración anterior. En el
mismo año, la SEPREM elaboró la propuesta de un submódulo de la teoría de
género en el programa de Desarrollo profesional con el objetivo de garantizar
la promoción, participación y representación equitativa de mujeres y hombres en
los distintos niveles del sistema educativo y administrativo.
A
nivel de acciones aparece una educación con enfoque de género y respeto a la
identidad cultural. Entre éstas son relevantes la transformación de modelos y
conductas discriminatorias y excluyentes que afecten a niñas y mujeres, además
del fortalecimiento y ampliación de la cobertura de alfabetización y post
alfabetización para jóvenes y mujeres adultas, especialmente rurales, que
favorece su inserción en la educación formal, buscando mejorar sus
oportunidades de trabajo y su calidad de vida.
Entre
2002 y 2003 la misma instancia en coordinación con la subcomisión de género,
revisó y presentó una propuesta al marco general de transformación curricular y
currículo básico para educación primaria. El resultado se logró ya que MINEDUC
incorporó el eje de equidad con subcomponentes.[13]
Uno
de los resultados positivos encontrados en educación es lo que se refiere al
ratio entre mujeres y hombres en la tasa neta de escolaridad entre 2002 y 2007,
ya que se encontró que se había alcanzado la paridad o cercanía tanto en
preprimaria como en el ciclo diversificado.
En
el periodo que va de 1990 a 2009 se formularon seis documentos como parte de la
Política nacional de desarrollo de las mujeres. Durante el año 90 no se logró
la institucionalización de la política hasta que se creó la Seprem ,
diseñándose y actualizándose la Política nacional de promoción y desarrollo de
las mujeres guatemaltecas y Plan de equidad de oportunidades 2001-2006.
Más
adelante, la política actualizada, para ejecutarla en el periodo 2008-2023 fue
aprobada por acuerdo gubernativo 570-2007. Pero no fue sino hasta en 2009 que
fuera aprobado el documento unificado de Política nacional de promoción y desarrollo
integral de las mujeres y el Plan de equidad de oportunidades 2008-2023,
mediante acuerdo gubernativo 302-2009 que echara a caminar de nuevo la ley
sobre temas de género.
La
comparación de los ejes temáticos reveló que entre 1990 y 2009 los temas sobre
educación han tenido una presencia continua. Las demandas étnicas de las
mujeres estaban ya contenidas en la Política aprobada en 2007, y contenía los
ejes sobre identidad cultural de las mujeres mayas, xinkas y garífunas, dentro
de un proyecto educativo con enfoque de género y respeto de la identidad
cultural, donde incorporaban nociones sobre pertinencia cultural o identidad.
El
periodo comprendido entre 2008 y 2012 corresponde a una política de desarrollo
donde se plantearon ocho estrategias relacionadas con la mejora en el acceso y
la calidad educativa. Se le provee importancia especial a la revisión del
currículo, y existe dentro de las políticas generales una, donde se contempla
específicamente la justicia social a través de la equidad educativa y la
permanencia escolar.
Bibliografía
Franco,
Jean. “Si me permiten hablar: la lucha por el poder interpretativo” en John
Beverley y Hugo Achugar. La voz del otro:
testimonio, subalternidad y verdad narrativa. Guatemala: Revista
Abrapalabra, 2002.
García
Canclini, Néstor. Culturas híbridas:
estrategias para entrar y salir de la modernidad. México: Grijalbo, 1990.
Mendizábal
Ana Beatriz y Mercedes Asturias. Políticas
públicas sobre mujeres y equidad de
género en Guatemala 1985-2009.
Guatemala. Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, 2010.
Nuñez
Pérez, María Gabriela. “Acciones e iniciativas para la implementación del
enfoque de género en el Ministerio de Educación”, en Secretaría Presidencial de la Mujer en Guatemala, 277-285.
Plan de acción para la equidad de
género-Diagnóstico operativo 2007-2008.
Revisado 21 de mayo de 2012. http://ceccsica.org/programas-accion/genero/diagnostico2b.html
Torres-Rivas,
Edelberto y Bernardo Arévalo. Del
conflicto al diálogo: el WSP en Guatemala. Guatemala:
UNRISD-FLACSO-GUATEMALA, 1999.
[1] Dentro del plan operativo 2007-2008 en cuanto a
género el diagnóstico daba un porcentaje del 53.8% de líneas de acción en
políticas y programas de género, y un 37.1% en estrategias de
transversalización de la equidad de género. Lo que esto quiere decir es que es
parte de las actuales políticas regionales incluir y trabajar con criterios de
género que fueron acuñados al paso de muchas décadas. Plan de acción para la equidad de género-Diagnóstico operativo
2007-2008. Revisado 21 de mayo de 2012. http://ceccsica.org/programas-accion/genero/diagnostico2b.html
[2]
Jean Franco. “Si me permiten hablar: la lucha por el poder interpretativo” en
John Beverley y Hugo Achugar. La voz del
otro: testimonio, subalternidad y verdad narrativa. Guatemala: Revista
Abrapalabra, 2002, 122.
[3]
Néstor García Canclini. Culturas híbridas: estrategias para entrar y salir de
la modernidad. México: Grijalbo, 1990, 18.
[4]
Ana Beatriz Mendizábal y Mercedes Asturias. Políticas
públicas sobre mujeres y equidad de
género en Guatemala 1985-2009.
Guatemala. Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, 2010, 9.
[5]
La fecha a la que aludimos entronca con lo que Edelberto Torres-Rivas llama
“construir la paz”, periodo cuyo registro inicia hacia 1997. Edelberto
Torres-Rivas y Bernardo Arévalo. Del
conflicto al diálogo: el WSP en Guatemala. Guatemala: UNRISD-FLACSO-GUATEMALA,
1999, 77.
[6] El cumplimiento de los compromisos fijados en estos
acuerdos y en los planes nacionales de educación de los últimos años, dependió
del incremento del gasto público en educación (PIB). El gasto se incrementó a
raíz de los acuerdos, pero sigue siendo uno de los más bajos de América Latina, y no guarda relación con las
verdaderas carencias del país. “El derecho a la educación en Guatemala:
hallazgos y conclusiones preliminares del informa: ¿Derechos o privilegios?: El
derecho a la salud y a la educación en Guatemala, un momento decisivo”, 4.
[7]
Las condiciones de desigualdad ponen en una condición de mayor vulnerabilidad a
las mujeres indígenas y entre ellas, es mayor el impacto de las desigualdades
en las niñas indígenas rurales. María Gabriela Núñez Pérez. “Acciones e iniciativas para la
implementación del enfoque de género en el Ministerio de Educación”, en
Secretaría Presidencial de la Mujer en Guatemala, 277.
[8]
Mendizábal y Asturias, 19.
[9] La Secretaría Presidencial de la Mujer (SEPREM) es la
entidad del gobierno al más alto nivel que asesora y coordina políticas
públicas para promover el desarrollo integral de las mujeres. Recoge demandas y
necesidades de las mujeres guatemaltecas. María Gabriela Núñez Pérez. “Acciones
e iniciativas para la implementación del enfoque de género en el Ministerio de
Educación, 277.
[10]
Con este ministerio se priorizaron las acciones relacionadas con la
incorporación de género en el currículo y en la formación docente. Nuñez, María
Gabriela, “Acciones e iniciativas…, 278.
[11]
Las metas globales del Eje de Equidad en Educación por el mismo periodo por
ejemplo, implementaron el enriquecimiento de los fundamentos de la filosoía,
integrando el principio de equidad entre mujeres y hombres, y entre grupos socioculturales.
Gabriela Nuñez, 278.
[12]
Gabriela Nuñez, 279.
[13]
Los subcomponentes son equidad e igualdad; género y autoestima; educación
sexual: VIH-SIDA; equidad laboral; equidad étnica; equidad social: género y
poder, género y etnicidad; género y clase.